El Teatro Circo de Murcia continúa con sus actividades tres semanas después de su inauguración y ayer, 20 de octubre fue el turno de NO REPLY. Ska, swing, jazz o reggae son algunos de los estilos que junto a una divertida y trabajada puesta en escena, ofrecen estos jóvenes madrileños.
El escenario, lleno de instrumentos, micrófonos y cables, recuerda a un jazz-bar de los años 50. De pronto, dos siluetas aparecen en el escenario y poco a poco, la luz -antes, general- confiere al teatro un ambiente tenue y relajado. Por poco tiempo. Comienza el espectáculo y pronto descubrimos que las dos siluetas trajeadas son el vocalista y el teclista. Suenan a poco, falta algo. Aparecen tres siluetas más que se unen a la fiesta y enriquecen, un poco más, la música. Recapitulemos. Ahora hay un vocalista, un teclista, un bajista, un guitarrista y un batería. Pero eso no es todo, y es que cuando empiezas a acostumbrarte al sonido, saltan al escenario cuatro instrumentos de viento -trompeta, trombón, saxo alto y saxo-.
Instrumentalmente, suenan de miedo; vocalmente, no tanto. Cuestión de gustos. El público observa, escucha y de vez en cuando, anima al grupo. Sin embargo, No reply tarda poco en sacar la artillería pesada: versiones de canciones como “Quiero ser como tú” de El libro de la selva o el tema de John Bedney que da música a la película del Inspector Gadget. Ahora el público está entregado. Su repertorio se compone de temas íntegramente instrumentales y temas que combinan tanto instrumentos como voz. El sonido está cuidado a la perfección, todos los instrumentos son perceptibles y cada uno tiene algo que le hace imprescindible.
Sin embargo, a pesar de su calidad, no son muchas las personas que se acercaron a disfrutar de su espectáculo. Alrededor de unas 250 personas, la mayoría de avanzada edad, pudieron saborear todo el legado de ritmos que ha dejado la música negra. No reply: sin duda, un gran descubrimiento.
@elbackstageblog
*Fe de erratas: A día 24 de octubre, informamos de un error en el dato de asistentes al evento: no son 50 como aparecía en la crónica debido a un error tipográfico, sino 250.
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